Citation:
Crespo, Ricardo F.. ""Democracia y relativismo: un estudio crítico de la filosofía política de Karl Popper"". Persona y Derecho, 33 (1995) : 85-177.
Como cualquier actividad humana, la política, aunque no es
sólo ética, tiene su aspecto moral, que no es otra cosa que su
valoración en relación a las normas que conciernen al fin último
del hombre. Si la política no es éticamente buena, es degradante.
La teoría de Popper adolece entonces de defectos en dos
planos: el teórico, en cuanto que provee una ética, arbitraria -que
no es ética- como principio supremo que llevaría de suyo a una
aniquilación del hombre; el práctico, en cuanto que ese esquema
no es explicativo de la realidad: los valores son previos a
cualquier decisión y la mayoría de las veces prevalecen los
valores objetivos sobre los arbitrarios, no sin algunos disgustos
lamentables.
La teoría de Popper es manifestación de las tendencias que en
el campo social lucha por imponer la ideología de la modernidad,
fundada en el idealismo. Esta se retroalimenta en la debilidad del
hombre, que al ser orgulloso, intenta justificarse teóricamente.
De todos modos, en una lectura superficial, la cruzada de
Popper en contra del marxismo y a favor de la libertad es
sumamente laudable. Como con 'cualquier lectura, dependerá de
la configuración moral de cada uno, la neutralización del
decisionismo ético que, por ósmosis, tiende a penetrar junto con
esas ideas. Por otra parte, la negación positivista de los valores nos ha
ayudado a hacernos conscientes de ellos. Antes -en un Aristóteles
por ejemplo- estaban implícitos, ya que la antropología siempre
latente en su ética los contenía. Ahora debemos aclarar ; sin su
respeto la política es inhumana. Pero no debemos cometer el error
de verlos como un límite extrínseco: esta sería la visión de un
positivista arrepentido pero que en el fondo continúa con su
mente armada como ta193 . Reconocer los valores es mirar con
profundidad y descubrir lo íntimo de la realidad.
El pluralismo de la sociedad abierta no sería, según nuestra
propuesta sólo un derecho a una libertad individual pareja, sino
libertad para ingeniárselas del modo que cada uno juzgue mejor,
respetando el que elijan los demás, para contribuir al bien común;
libertad es más que justicia, es liberalidad, solidaridad, un
excederse, afán de servicio. Es la generalización de la máxima in
necesariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas; sinceramente
orientados a lo necesario, realicémoslo libremente con
generosidad94 . Sólo puede perdurar y dar buenos frutos la
democracia en el marco del respeto de los valores, para cuya
realización pone a su disposición la libre iniciativa de todos. Esta
iniciativa, guiada por la caridad, respeta la libertad, pero no es
minimalista sino pródiga. Como muy bien apunta Octavio Paz, la
solución, aún pendiente, de la ecuación entre igualdad, libertad y
fraternidad, hay que buscarla en el último integrante de la tríada,
en la "solidaridad, herencia del cristianismo"95.