La belleza de la palabra
El ejemplo educativo de las sagas y cuentos de hadas

Isabella Leibrandt

Universidad de Navarra
ileibrandt@unav.es


 

   
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El violín, la pintura, o la lectura - escribió una vez Rosa Montero en un artículo dedicado a la importancia de la belleza en nuestras vidas - son las llaves que permiten el desarrollo de algo absolutamente esencial para el ser humano: su necesidad de la belleza. Y continúa la escritora acerca de esa capacidad y esa hambruna de lo bello en nosotros, todos los individuos, opinando que:

Una de las tragedias del ser humano consiste precisamente en que se le mutile ese afán de belleza, en que se le impida su desarrollo. Y esto sucede demasiadas veces en este mundo arbitrario y embrutecedor; de hecho, estoy convencida de que la violencia y el horror nacen en gran medida de la amputación de este instinto estético, que también es ético. Porque para mí la belleza conlleva la empatía con el otro.

Desde el punto de la vista de la didáctica de la literatura, existe actualmente un amplio consenso entre los teóricos de la literatura, que la enseñanza de la literatura no debe limitarse al aprendizaje de destrezas instrumentales y conocimientos conceptuales sobre géneros, épocas y autores, sino que debe proporcionar experiencias estético literarias y motivar a la lectura. A la pregunta provocadora ¿para qué sirve la literatura? podemos contestar con palabras de Miguel Ángel Garrido (2001), que en primer lugar para formar personas. Escribe este autor:

Si logramos demostrar que la literatura es vida, vida en perspectiva, más honda, más libre, que el mundo de los libros forma parte íntima, celular del mundo de lo humano, que la lectura es un placer y un privilegio, entonces formaremos lectores que no harán distingos entre sus experiencias ‘literarias’ y cualesquiera otras.

¿Qué función pueden desempeñar los cuentos tradicionales en este proceso educativo? ¿Sirven para algo más que un mero adorno, un pasatiempo, una fruslería pasada de moda? ¿Qué función tiene el contar en general, y por qué los hombres cuentan cuentos?

Desde tiempos ancestrales los hombres se han contado cuentos; desde las Mil y una noches, probablemente el libro de cuentos más antiguo hasta nuestros días se percibe la necesidad humana de historias y de narrar, lo que siguen reflejando todos los libros de cuentos. Pero hace solamente 200 años, con los hermanos Grimm, se comenzó a investigar los orígenes de los cuentos y se intenta dar respuestas a preguntas como: ¿qué son los cuentos?, ¿por qué los hombres se cuentan cuentos? y ¿para qué sirven los cuentos?

Es obvia una cierta universalidad en los temas y en las estructuras significativas del cuento tradicional, un paralelismo que nos lleva a preguntar con Antonio Rodríguez (1989) si se trata de “una monogénesis o poligénesis”. Otro tema en la discusión científica se refiere a la función de los cuentos tradicionales: ¿“Para qué sirven hoy estas historias tan viejas“? pregunta de forma provocadora Antonio Rodríguez e insinúa una opinión no pocas veces usual que se trata de una literatura menor, fuera de moda y solamente digna de un público infantil.

El ejemplo del cuento infantil Los hermanos Corazón de León de la escritora sueca Astrid Lindgren nos ofrece la oportunidad de puntualizar y analizar algunos rasgos típicos del cuento tradicional y su función como lectura actual, tanto para los lectores “grandes” como “pequeños”.

Entre los maravillosos relatos de la madre ‘espiritual’ de personajes fabulosos como la traviesa Pippi, Los niños de Bullerbyn, o Ronja, la hija del bandolero, que han marcado la infancia de numerosas generaciones de niños especialmente en el centro de Europa, donde Astrid Lindgren goza de una perseverante recepción entre el público infantil, destaca el cuento Los hermanos Corazón de León, en el cual aparte de Skarpan, el narrador principal, es el hermano mayor Jonathan quien a pie de la cama le narra cuentos e historias a su hermano pequeño y enfermo. Sus cuentos por un lado distraen al pequeño Skarpan, lo entretienen y consuelan, por otro lado le dan esperanza de una vida mejor, como es el país de Nangijala dónde no hay sufrimiento. El significado cristiano de la historia es muy evidente. Trata la vida después de la muerte. La muerte irrumpe en la vida del pequeño protagonista; él llega a saber que pronto morirá y pregunta “cómo puede haber algo tan horrible, algo tan horrible como la muerte cuando no se ha cumplido ni siquiera los diez años.”

Como rasgo principal en la saga, destaca Max Lüthi (1970) precisamente un hecho extraordinario o tremendo que irrumpe en la vida cotidiana del hombre y le lanza a la enfermedad y muerte. Por tanto, tenemos aquí una concepción del mundo caprichosa y arbitraria. El hombre es impotente frente una fuerza mayor. Domina el desamparo. El hombre se presenta como un buscador e interrogador, quiere interpretar y comprender el mundo que le rodea, pero choca con cosas inexplicables.

En el Hobbit tenemos esta figura del buscador en el personaje de Bilbo, quien entra en el mundo fantástico, en oposición con el mundo en la tierra. Skarpan, el protagonista del cuento de Astrid Lindgren, también es un buscador e interrogador constante en el mundo fantástico de Nangijala. “La saga es una pregunta, el cuento de hadas una respuesta”, escribe Max Lüthi. A la vez, el personaje de la saga es más activo, que en los cuentos de hadas y se adentra en el mundo desconocido, y aunque, a su lado tiene ayudantes o contrincantes, en muchas ocasiones se encuentra solitario, teniendo que tomar decisiones por sí solo. En cambio en el cuento de hadas, el hombre no se pregunta por qué ocurren cosas maravillosas y le parecen naturales.

El desamparo y la inseguridad en el mundo de la saga producen miedo, que es uno de los temas principales en Los hermanos Corazón de León, así como las descripciones de los sentimientos en general. “¡Y como temblaba de miedo!, no conozco a nadie quien se asusta tan rápidamente como yo”, exclama Skarpan en una ocasión de peligro. En la saga se presentan diferentes actitudes humanas: el miedo, la desorientación, pero también el auténtico valor, el sacrificio y heroísmo. En la saga, frente al mal se encuentra un auténtico héroe: activo, seguro y fuerte. Él lucha contra el mal, vence y es capaz de sacrificarse por los demás.

Un típico héroe de la saga es Jonathan, quien por su valiente acto de salvar a su hermano pequeño Skarpan muere también y se convierte en “Corazón de León”, nombre que alude a otro héroe mítico de la saga: El rey Corazón de León de Inglaterra. Para Skarpan es un auténtico “príncipe de cuentos de hadas”: Su pelo brillaba dorado, tenía bellos ojos azul marinos y dientes blancos. Sin embargo, es más que un estereotipado personaje de los cuentos de hadas; simboliza más bien la figura paterna, el salvador cristiano. No sólo salva a su hermano heroicamente, sino también lleva a la libertad al pueblo oprimido del valle vecino bajo el reinado del tirano Tengil y su dragón Katla. Destacan sus principios cristianos: Lucha por la libertad del pueblo, pero sin querer utilizar la violencia y tener que matar a nadie. Consecuentemente, él cede el mando sobre la lucha final a otro personaje, ya que él no se siente capaz de matar a otro hombre. Incluso salva la vida a un traidor. Para su hermano pequeño es un guía espiritual y le transmite los valores cristianos a su hermano pequeño e inocente:

“¿Por qué salvaste la vida a este Pärk? ¿Es esto realmente justo?“ „No sé si era justo“, respondió Jonathan. „Pero hay cosas que hay que hacerlas, sino uno no es hombre, sino solo un despojo, esto ya te lo dije antes.“ „¿Y si hubiera notado quien eres?“, pregunté yo. „¡Si te hubieran capturado!“ „Bueno, entonces habrían capturado a Corazón de león y no a un despojo“, dijo Jonathan.

Sin embargo, el héroe de la saga termina de una manera trágica, mientras que el cuento de hadas conoce siempre el desenlace feliz. Jonathan muere por segunda vez, aunque esta vez es salvado y transportado a otra vida por el pequeño Skarpan.

Otra característica, la necesidad o miseria, se encuentran representadas en el mundo mortal frente al paraíso después de la muerte, representando de esta forma conceptos cristianos e indicando que la realidad de este lado no es la única verdad. Es esta visión que nos presenta Astrid Lindgren: El mundo fantástico de Nangijala representa la vida después de la muerte, un mundo paradisíaco en los tiempos de las hogueras, de donde surgen todos los cuentos y sagas. Tiempos lejanos que retroceden al origen de la humanidad, de la palabra y del cuento.

Esta visión de otras realidades, fuera de nuestra imaginación presenta también C.S, Lewis (2000) en su famosísimo cuento El león, la bruja y el armario:

“¿Pero realmente quiere usted dar a entender, señor -inquirió Peter-, que pueden existir otros mundos... así en cualquier parte, digamos que a la vuelta de la esquina? -Nada es más probable - repuso el profesor...”

A Skarpan, el pequeño protagonista enfermo y consciente de su triste fin, la visión del más allá en los cuentos contados por su hermano mayor le sirve de consuelo, o con palabras de Tolkien de “gozo”, “un súbito destello de la verdad o realidad subyacente”, un consuelo no sólo “para la tristeza de este mundo, sino de una satisfacción y una respuesta al interrogante: ¿Es eso verdad?”

Un concepto característico del mundo de la saga y de los cuentos, es la vida como un viaje. Los protagonistas suelen emprender viajes que les llevan pasando por muchos obstáculos hasta el final de su misión. Los viajes más célebres conocemos por las aventuras de protagonistas tan ilustres como el de Bilbo, el personaje central del Hobbit en su búsqueda del tesoro, Harry Potter quien todos los años emprende un nuevo viaje hacia su destino y el lugar de los sucesos más extraños y sorprendentes, el colegio Hogwarts, y como no, también Skarpan se ve envuelto en varios viajes durante el desarrollo de la acción, permitiendole no otra cosa que crecer y madurar como persona. Sakrpan, al comienzo de la historia es un niño dominado por infinitos miedos, inseguro, admirador de su hermano mayor fuerte, héroe de la historia, sin embargo, al final de la historia es el pequeño y valiente Skarpan quien salva a su hermano, superando de esta forma por primera vez en su vida todo su miedo que le impedía actuar hasta entonces. La vida como viaje, llena de dificultades y obstáculos, lleva a los personajes a madurar sus caracteres, al principio débiles e incompletos.

Observamos además que, el mundo en la saga está determinado por la ambigüedad o el destino y el intento de interpretarlo. La vida parece un enigma, a veces con soluciones milagrosas. ¿Hay un destino?, es probable una pregunta tan vieja como el origen de la humanidad. Estas reflexiones sobre el misterio de la vida también encontramos en Los hermanos Corazón de León:

“¿Quizás todo estaba predeterminado, desde los tiempos inmemoriales de los cuentos y de las sagas? ¿Quizás entonces ya Jonathan fue predestinado a ser el salvador de Orwar por el valle de las rosas? ¿Quizás había seres invisibles de cuentos que sin que lo supongamos conducen nuestros pasos? ¿Cómo sino Jonathan podía haber encontrado ahí donde dejamos nuestros caballos la entrada a la cueva de Katla? Era muy misterioso, como era igualmente misterioso cuando entre las muchas casas del valle de las rosas justo fui a parar en el patio de Matías y no en otro lugar.”

Hay que añadir que suele haber dos mundos descritos en los cuentos: el mundo primario o real, dónde se desenrolla la vida habitual de los protagonistas, como es la aldea natal de los dos hermanos y su madre, y el mundo secundario, el fantástico. A veces los protagonistas se mueven entre los dos mundos como Harry Potter, o los niños Peter, Susan, Edmund y Lucy quienes entran por una armario en su casa de Londres al mundo de Narnia. En Los hermanos Corazón de León, el paso al mundo de Nangijala se realiza a través de la muerte de los dos hermanos, donde el tiempo y lugar son indefinidos y muy lejanos:

“¿Será un tiempo muy antiguo en el que vivimos aquí en Nangijala?“ „Sí, pero solo en cierto modo“, contestó Jonathan. „Por supuesto es un tiempo muy antiguo para nosotros. Pero podría decirse también que es un tiempo joven.“ Él reflexionó. „Eso es“, dijo, „un tiempo joven y fresco y bueno, donde se deja vivir sencilla y fácilmente.”

Conste que, a pesar de los momentos trágicos, a pesar del contenido serio de este cuento, no hay que olvidar que también es un libro de aventuras y suspense, con muchos momentos de felicidad, expresdos por Skarpan de la siguiente manera:

Varias veces en mi vida estuve tan contento que de tanta alegría no sabía que hacer. Una vez cuando era pequeño y Jonathan me regaló un trineo para Navidad para el cual tenía que ahorrar mucho. Y entonces cuando llegué a Nangijala y descubrí a Jonathan en el río. Y también aquella primera inolvidable tarde en la caballería cuando estaba loco de alegría. Pero nada, absolutamente nada se iguala a eso, cuando encontré a Jonathan en el suelo en casa de Matthias, ¡cómo uno se puede alegrar! Como si el corazón le riese dentro del cuerpo o donde más se alegra uno.”

Nangijala, desde luego es un mundo mejor que el terrenal en el que vivió antes Skarpan, un mundo rodeado por una naturaleza impresionante, con bosques de cuentos, lagos para nadar, montañas para cazar, pero, donde también nos encontramos con un mundo del mal; tiranos, dragones, opresores, rebeldes y traidores. Un mundo, que recuerda los viejos tiempos con héroes y sus extraños destinos. Por supuesto, para la tranquilidad de los pequeños lectores, al final vence el bien sobre el mal.

El libro Los hermanos Corazón de León de Astrid Lindgren, publicado en el 1972, produjo fuertes reacciones. Fue llamado un “cuento de muerte para niños”, tratando temas tan duros como la enfermedad, desgracia y muerte. Para la autora sueca, sin embargo, es “un libro de consuelo”.

El libro toca sobre todo un tema tabú en nuestros días: la muerte. Los adultos suelen embellecer la muerte con eufemismos, evitando una respuesta directa frente a los niños, aunque la muerte es parte de la vida. Pero, ¿cómo hablar con un niño sobre la muerte? La autora ofrece una respuesta en forma de cuento tradicional que, a pesar de contener ciertos pasajes de violencia, terror y muerte, es un cuento feliz situado en el país de Nangijala donde las aventuras no se acaban nunca.

Frecuentemente hoy en día, los cuentos tradicionales son rechazados por la violencia, los valores y funciones tradicionales representados en ellos. Con Astrid Lindgren, autora que durante gran parte de sus más de noventa años los dedicó a escribir para niños, se puede afirmar que los niños necesitan libros con los cuales puede crecer su imaginación, como toda persona necesita imágenes, “imágenes de mundos conocidos y desconocidos, de cosas cercanas y maravillas lejanas.” Afirma la autora:

El hombre necesita estas imágenes. El día que la imaginación de los niños ya no posee la fuerza de producirlos, ese día la humanidad empobrecerá. Todo lo grande que pasó en el mundo primero se desarrolló en la imaginación de una persona y cómo será el mundo de mañana depende en gran medida de la capacidad creadora de aquellos que ahora están aprendiendo a leer.“

No son solo las aventuras, los estímulos para el desarrollo de la imaginación o los sentimientos, los principales requisitos de un buen libro. Los conflictos del héroe representan la situación del hombre en el mundo. En ellos los niños pueden encontrar soluciones para sus propios problemas, por tanto, son atemporales “las viejas historias”, o dicho de otra forma, son los niños y sus necesidades que no han cambiado. El éxito de Harry Potter y otros clásicos de la literatura infantil lo demuestran.

Con Tolkien (1999) me gustaría destacar “la fuerza de la palabra” y “el hechizo”, como dos ingredientes preciosos del cuento, el “colorido, la atmósfera, los detalles individuales e inclasificables de un relato”, o mejor dicho con sus propias palabras poéticas:

Lo que caracteriza a un buen cuento de hadas, a los mejores y más completos, es que por muy insensato que sea el argumento, por muy fantásticas y terribles que sean sus aventuras, en el momento del climax puede hacerle contener la respiración al lector, niño o adulto, puede acelerar y encogerle el corazón y colocarlo casi, o sin casi al borde de las lágrimas, como lo haría cualquier otra forma de arte literario, pero manteniendo siempre sus cualidades específicas.

Volviendo a la cuestión inicial ¿qué nos puede enseñar la literatura?, el sencillo cuento ‘de niños’ de una de las escritoras con más renombre universal en relación con la literatura infantil, rebosa de temas, imágenes y bellas palabras merecedoras la pena que los niños los sigan conociendo a través de su fascinante lectura: Ofrecen precisamente una posibilidad para que los lectores jóvenes experimenten sensaciones diferentes a su vida cotidiana y se involucren en los variados temas, ya que en el fondo se trata de sentimientos y experiencias vitales: la enfermedad y pobreza, el amor y el odio, la soledad, el miedo y el consuelo, la aventura, la separación y el reencuentro, otros mundos y lugares aparte del nuestro que nos rodea, la lucha por convicciones propias y la responsabilidad de cada uno, la liberación y opresión, la vida y la muerte.

En la didáctica acutal, se exige a los enseñantes de literatura que sensibilicen a los alumnos para diferentes tipos de textos, intentando crear un hábito de lectura, ayudar a desarrollar ciertas competencias claves lingüísticas y literarias, analizar textos a través de la solución de problemas y, así enseñar diferentes destrezas de lectura y de interpretación que les pueden servir en su vida en general. Una tendencia destacada dentro de la bibliografía reciente sobre la didáctica de la literatura es, por tanto, la crítica a la enseñanza de la literatura como historia. En este sentido, insiste Garrido (2001):

(...) el presunto fracaso de la enseñanza de la literatura (...) reside no tanto en la puesta en práctica de métodos errados como en la confusión manifiesta entre la formación literaria y el aprendizaje de la “historia literaria”. La literatura es, antes que cualquier otra consideración, el texto literario; su enseñanza ha de ir, pues, encaminada al entusiasmo de descubrir la aventura de leer. El alumno aprenderá así que la literatura es vida, pero vida intensificada connotativa y simbólicamente a través del lenguaje; por tanto, habrá de ser fundamentación y adquisición de experiencias antes que acarreo de datos “sin sentido”. Éste sería el verdadero conocimiento y la adecuada finalidad, en la escuela, del hecho literario: descubrir, conocer e interpretar el mundo por medio de la creación literaria. Por tanto, y sin que lo instructivo nocional deba soslayarse, habrá que anteponer siempre la función formativa, (...) en el sentido más aristotélico si se quiere: la formación de ciudadanos “políticos” (mediante la Poética y la Retórica), esto es, capaces de vincularse éticamente a la Polis según los dictados del bien común; es decir, lo contrario del “idiota.

También Joaquín Serrano y José Enrique Martínez (1997) coinciden en que “el fin de la educación no se basa en la acumulación de información sino en el desarrollo de habilidades y destrezas que fomentan la capacidad del individuo para seguir aprendiendo toda su vida”.

Los amantes de la literatura que desde la infancia han convivido con los libros y ya no pueden vivir sin ellos, (aunque puede que este amor desgraciadamente no se transmitió adecuadamente en la escuela), desde luego estarán de acuerdo con el autor, que los libros leídos a lo largo de la vida, la van marcando y llegan a convertirse en algo propio. Después de reír, llorar y trasnochar con las historias contadas por tantos autores, sus experiencias se transforman en una “parte importante de la propia vida”, porque transmiten “valores eternos” y cuentan la “historia viva la que siempre sucede”. Leyendo, llegamos a conocer otros mundos, tiempos y sus gentes; es así como la literatura mantiene viva la memoria de la humanidad.

Con palabras más poéticas el escritor y académico Antonio Muñoz Molina (1993) defiende igualmente la importancia de la literatura como ‘una ventana’ que se abre a nuestro mundo interior y exterior:

(...) sólo amaremos los libros si nos damos cuenta de que no son inútiles y de que pertenecen al reino de nuestra propia vida. Leer no es hacer méritos para aprobar un examen ni para demostrar que se está al día. (...) Un libro verdadero (...) es algo tan material y necesario como una barra de pan o un jarro de agua. Como el agua y el pan, como la amistad y el amor, la literatura es un atributo de la vida y un arma de la inteligencia y de la felicidad. (...) La literatura nos enseña a mirar dentro de nosotros y mucho más lejos del alcance de nuestra mirada. Es una ventana y también un espejo. Quiero decir: es necesaria.

El aspecto de la literatura de poner en contacto a los estudiantes con valores universales, culturas e ideologías diferentes a las de su tiempo es la función que Ronald Carter y Michael Long (1991) explican en su ‘modelo cultural’:

Literature expresses the most significant ideas and sentiments of human beings and teaching literature represents a means by which students can be put in touch with a range of expression - often of universal value and validity - over an historical period or periods. Teaching literature within a cultural model enables students to understand and appreciate cultures and ideologies different from their own in time and space and to come to perceive tradition of thought, feeling, and artistic form within the heritage the literature of such cultures endows.

¿Qué supone concebir la literatura como una parte necesaria de la vida desde el punto de vista de la didáctica de la literatura? Para Carter y Long, la respuesta es, conseguir que los alumnos se involucren en la lectura de textos literarios y además que la alegría y el amor para la literatura continúen renovándose durante toda su vida (the personal growth model). Así, Carter y Long diferencian dos procedimientos en la enseñanza de la literatura: literature for study y literature as a resource. A estos dos enfoques corresponden respectivamente knowledge about literature y knowledge of literature. En la enseñanza académica enfocada hacia la obtención de una aptitud en los estudios filológicos encontramos el primer modelo, ya que requiere por ejemplo el conocimiento de métodos, teorías o el conocimiento de un metalenguaje para hablar sobre la literatura. Entrar en el mundo de la literatura a través de los estudios filológicos permite sin duda la visión de la literatura en su conjunto y la relación con su contexto histórico, social e ideológico. Los autores lamentan, sin embargo, que el estudio de la literatura desconecta de su uso como fuente para el crecimiento personal y el desarrollo de una sensibilidad para el mundo que nos rodea especialmente cuando la enseñanza está enfocada hacia el examen del conocimiento sobre la literatura en vez del conocimiento de la literatura:

Knowledge about literature means accumulating facts about literary contexts, dates, authors, titles of texts, names of conventions, literary terms, etc. It can easily become knowledge for its own sake and does not automatically lead to a more responsive reading or to a fuller interpretation of a text. Courses which involve extensive surveys of literary history, and teaching methods which rely substantially on lectures, may help students to pass the required examinations but they do little to develop literature for the resources of the majority of individual students. Such methods of presenting literature are information-based and transmissive in operation with the facts or information transmitted to the student in a form to be remembered and conveniently recalled when required (usually for purposes of examination). There is usually little concern with how to use such information to read literature for oneself and to learn how to make one’s own meanings. The outcome for students is that they come to rely on authorities outside themselves, whether in the form of the teacher or in the form of histories of literature or books of literary criticism. Students with good memories do well under such a system. (…) Knowledge of literature is perhaps better expressed in terms of pleasure and enjoyment rather in terms of the accumulation of facts, however valuable those facts may sometimes be. The teacher who wishes to impart knowledge of literature aims to impart personal pleasure in reading literary texts and is likely to select teaching methods which lead to active involvement in reading particular texts rather than to a passive reception of information about the texts. (…) It is more likely to be conveyed by activity-based, student-centered approaches which aim to lead to a high level of personal response and involvement.

Ir creciendo a través de la literatura significa también una mejor comprensión de nuestra sociedad, cultura y el funcionamiento de nosotros mismos dentro de ellas. Ayudar a los estudiantes a leer comprensivamente las obras literarias es, ayudarles a crecer como personas en relación con otros y su entorno. Para impulsar este crecimiento personal la tarea del profesor consta en seleccionar textos apropiados en cuya lectura el alumno puede participar activamente y así conseguir una experiencia individual y/o colectiva inolvidable, sobre todo a través de su entusiasmo para y el compromiso con la enseñanza de la literatura. Como bien dice Miguel Ángel Garrido, ante todo se trata de enseñar al alumno que la literatura “no es un mero objeto de estudio que se aprende para un examen, sino una parte importante de la propia vida”. Y concluye afirmando: “La enseñanza de la literatura necesita un verdadero reajuste, una ubicación clara de su función social”.

Demostrarles a los jóvenes lectores que ‘la literatura es vida’, es la función de los que tenemos la posibilidad de utilizar la literatura como medio para formar, educar y, por tanto, a humanizar al hombre. De ahí que se considera tan importante fomentar el descubrimiento del mundo a través de la lectura, formando nuevas generaciones de lectores y personas que pueden aprender a entender a través de la literatura la historia de la humanidad y el mundo actual.

Si en este proceso los profesores podemos desempeñar un papel fundamental para animar a conocer las obras y vidas de autores, mejorando a la vez las destrezas básicas como leer, escribir, hablar, presentar y divulgar ideas entonces tenemos que tomarlas en serio, más que un mero juego de entretenimiento, en el proceso educativo y pensar en su adecuada integración didáctica. Se trata indudablemente, de enseñar a los alumnos a observar, reconocer y aceptar similitudes, equivalencias o diferencias, ayudándoles a desarrollar la capacidad a una mejor percepción y comprensión del mundo que les rodea a través de la reflexión sobre imágenes, estereotipos y prejuicios.

Defiendo en este sentido, procedimientos activos y basados en la resolución de problemas, en la utilización de la literatura para el fomento de destrezas y competencias interculturales que les permitirá a los alumnos a cuestionar la conformidad de su propia vida llevándoles a comparar y reconocer que se punto de vista es uno entre otros posibles. Para la didáctica de la literatura como actividad, ciertamente se abre todo un campo nuevo para la investigación, el desarrollo de material y su aplicación. Con palabras de Miguel Ángel Garrido quiero recordar lo que ha sido el propósito de esta modesta aportación:

Creo que la mejor forma de conseguirlo es incentivar al alumno a la investigación personal así como, según edades y aptitudes, al libre y gozoso ejercicio de su inventiva. Una clase de literatura así concebida, que promueva la creatividad, es una experiencia docente y discente inolvidable. Entre otras cosas, porque esa creatividad en ciernes del alumno le hará enfocar el problema de la creación literaria “desde dentro”, desde las dificultades técnicas que entraña la gestación de una obra literaria.

Formación literaria, descubrir la lectura, aprender que la literatura es vida, adquirir experiencias a través de la lectura, descubrir, conocer e interpretar el mundo por medio de la creación literaria y formar a personas con valores éticos: estos son los principales objetivos de la enseñanza de la literatura que, contribuirá así al desarrollo de la capacidad de ver el mundo con ojos críticos frente a posturas pasivas, indiferentes o determinadas por opiniones de mayorías.

Si como profesores reconocemos la importante función educativa del arte en general y de la literatura en concreto, queda fuera de cualquier duda que, podemos contribuir a través de la enseñanza de la literatura a ayudar a madurar y humanizar a las personas con nuestro trabajo diario. Enseñando que la verdad, bondad y belleza son nuestro alimento espiritual conseguimos transmitir a través de la literatura un enriquecimiento intelectual y un efecto humanizador que “la convierten en uno de los más destacados portadores y vehículos de disfrute y conocimiento.” Citando a Kurt Spang, profesor de literatura de la Universidad de Navarra, me adhiero a su opinión sobre la necesidad de educar leyendo:

Por este motivo no debe faltar [la literatura] en ningún nivel de formación y debería ser acompañante permanente de cada uno. Estoy convencido de que una parte de la miseria de formación y cultura que experimenta el mundo en estos momentos se debe a la falta de lecturas, sobre todo de obras literarias.

 

BIBLIOGRAFÍA

Obras citadas

Lewis C.S. El león, la bruja y el armario, Alfaguara, Madrid, 2000.

Lindgren, Astrid. Los hermanos Corazón de León, editorial Juventud, Barcelona, 1973.

Secundaria

Carter, Ronald/Long, Michael N., Teaching Literature, New York, Longman, 1991.

Garrido, Miguel Ángel, Nueva Introducción a la Teoría de la Literatura, Madrid, Síntesis, 2001.

Lüthi, Max. Volksliteratur und Hochliteratur, Francke Verlag, Bern/München, 1970.

Muñoz Molina, Antonio/García Montero, Luis, ¿Por qué no es útil la literatura?, Madrid, Hiperión, 1993.

Rodriguez Almodóvar, Antonio. Los cuentos populares o la tentativa de un texto infinito, Universidad de Murcia, Murcia, 1989.

Serrano, Joaquín/Martínez, José Enrique (coords.), Didáctica de la lengua y literatura, Barcelona, Oikos-Tau, 1997.

Tolkien, J.R.R. Árbol y hoja, Minotauro, Barcelona, 1999.

 

WEBLIOGRAFÍA

Goetsch Monika. Es gab nicht eine tote Stunde, Disponible desde Internet en: http://www.sonntagsblatt.de/artikel/1999/1/1-s9.htm

Lindgren Astrid. Deshalb brauchen Kinder Bücher, Disponible desde Internet en: http://www.tages-anzeiger.ch/archiv/97november/971111/56801.HTM

 

© Isabella Leibrandt 2005

Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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