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La relación entre Arquitectura y Planeamiento late permanentemente bajo la historia del Urbanismo. Desde esta perspectiva se pueden distinguir dos procesos de formación disciplinar: por una parte el “Planning”; por otra, la “Urbanística”. La primera tiene su origen en el mundo anglosajón; el desarrollo de la segunda se produce preferentemente en la Europa continental. La tradición del “Planning” afirmó desde su origen el carácter pluridisciplinar del Urbanismo, reservando no obstante un papel específico y relevante a la Arquitectura. En el continente los planteamientos de la Arquitectura Moderna afronta directamente la construcción de la ciudad, de modo que la diferencia entre el Urbanismo y la Arquitectura aparece sólo como una cuestión de escala. La historia del Planning muestra la necesidad de aclarar la relación entre Planning y Arquitectura; para ello se confía en la definición de distintas escalas de actuación. En la práctica urbanística continental la identidad entre Arquitectura y Urbanismo comienza pronto a mostrar sus limitaciones. El debate Plan-Proyecto desarrollado en Italia a partir de los años setenta supone la aceptación de una crisis disciplinar trabajosamente atemperada durante años. Se concluye así que, mientras no se puede afirmar la identidad entre Arquitectura y Urbanismo, tampoco pueden separarse artificialmente. La historia de las dos tradiciones urbanas –Planning y Urbanística- muestra que, en lugar de confiar en la escala o en el ámbito, es preciso identificar la dimensión arquitectónica y urbana de la construcción de la ciudad. El reto disciplinar del Urbanismo puede por tanto centrarse en la identificación de la dimensión arquitectónica presente en cada una de sus escalas de acción; y, simultáneamente, en el reconocimiento de que una tarea inversa, y por tanto análoga, corresponde a la Arquitectura que debe identificar la dimensión urbana de toda arquitectura.