El interrogante que plantea si el cristianismo puede inspirar una cultura global puede abordarse desde dos perspectivas. Primero, tener algo qué decir al mundo (el qué); segundo, poder comunicarlo (el cómo). La segunda se refiere a la posibilidad de si el cristianismo puede comunicar un posible mensaje universal: ese es el tema de esta ponencia. Respecto a la cuestión inicial, la pregunta sobre si el cristianismo puede decir algo al mundo que tenga validez universal, no será el tema que se desarrollará, toda vez que un análisis de dicha magnitud desbordaría la capacidad de una aproximación académica como la presente. Para dar una respuesta, primero se abordarán propuestas contemporáneas que se han hecho a los cristianos sobre su participación en la vida pública desde una Europa que aparentemente ha perdido la capacidad de entender el lenguaje religioso; en un segundo momento se observarán las posibilidades de comunicación del cristianismo en un mundo ajeno a esa primera perspectiva.