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Keywords

Materias Investigacion::Filología y Literatura::Literatura, tempest, storm, Quevedo, Seneca, Virgil, stoicism, Philip IV, Olivares, Tempestad, Olivares, Felipe IV, Estoicismo, Virgilio, Séneca, Quevedo, Tormenta

Abstract

La tempestad, como imagen épica, estoica, y emblemática, aparece repetidamente en Cómo ha de ser el privado. Un análisis de esta imagen puede llevarnos a una aproximación más exacta de la motivación y caracterización de los personajes principales de la obra, caracteres que son en realidad bosquejos de personajes históricos cuyo disfraz escénico es francamente obvio. Observaremos cómo el privado (Valisero / Olivares) poco a poco puede controlar todas las tormentas internas en su ser, hasta el punto de aceptar lo que al principio de la obra había prometido al rey, un ser desinteresado al servicio de la monarquía. Valisero también puede entrever y tratar de prevenir las tormentas políticas y religiosas que van a afectar al reino. Mientras que Valisero puede contemplar y resistir tormentas de fuera y de dentro, el rey nunca sabe cómo reaccionar y depende de su privado para llevar a su reino a buen puerto. Este estudio de la tormenta también sirve para validar el análisis de la comedia de Quevedo como obra que alaba a Olivares pero que representa al rey de manera ambigua.

The storm or tempest as an epic, stoic and emblematic image, appears repeatedly in Cómo ha de ser el privado [How the Minister Ought to Behave]. An analysis of this image can lead us to better understand the motivation of the main characters in the play, who are clear allegories of historical figures disguised in a way that is extremely obvious. We will view how the minister (Valisero / Olivares) slowly comes to control the internal storms of his being, eventually coming to represent what he had promised the king he would be, a selfless servant of the monarchy. Valisero can also foresee the political and religious storms that will batter the kingdom and find ways to avert them. While Valisero can observe and resist inner and outer storms, the king does not know how to react and depends on his minister to carry the ship of state to safe harbour. Through the study of the storm imagery this essay confirms previous assessments that Quevedo’s play praises Olivares while it presents a less positive vision of Philip IV.