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Abstract
Existen múltiples clasificaciones de los derechos sociales, todas ellas dirigidas a mitigar su exigibilidad. Pero estas no parecen sostenerse en razones aceptables sino que parten de presupuestos teóricamente discutibles. Por un lado, de que algunos derechos humanos dependerían para su vigencia de la voluntad del legislador, cuestión intrínsecamente opuesta a la misma noción de derechos humanos. Por el otro, de la idea errónea de que los derechos humanos son divisibles y, por ello, disponibles. Este último presupuesto tiene su origen directo en el contractualismo de John Locke. Por el contrario, la concepción de John Finnis sobre los bienes humanos básicos permite una respuesta más integral al tema de la exigibilidad de los derechos sociales por cuanto su base es una mirada integral sobre el hombre y sus derechos.