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Abstract
El transhumanismo (TH) es una moda intelectual que propone la transformación de los seres humanos mediante diversas tecnologías. Expondremos los rasgos más conspicuos del TH, así como las principales críticas que se le han hecho (sección 1). Pero la intención de este artículo no es entrar en esta polémica; aportaremos solo las claves imprescindibles para seguir adelante. Una de las claves intrigantes del TH es que, bajo su pátina tecno-futurista, remite a ideas filosóficas tan viejas como, en apariencia, incompatibles entre sí. Remite al naturalismo radical, tanto como al nihilismo existencialista. Nuestra tesis es que tanto el naturalismo radical como el nihilismo existencialista son producto de las diversas oleadas del dualismo (platónico, cartesiano…). Una vez que escindimos la libertad de la naturaleza, podemos contar hasta dos, como hacen los dualistas, o quedarnos solo en uno, como hacen los existencialistas, que se paran en la libertad, y los naturalistas, que solo cuentan con la naturaleza. En cualquier caso, la imagen del ser humano, que es libertad y naturaleza (pero sin “y”), sale dañada. Asoma entonces el animal aporético y enfermizo al cual hay que salvar… de sí mismo. ¿Cómo? Siguiendo el método de Procusto, pero ahora con los prefijos bio e info en lugar de sierra y martillo. Hasta que el pobre ser humano encaje en el lecho de la utopía que algunos visionarios han urdido (sección 2). ¿Y no hay otra vía, otra forma de mejorar la vida humana más respetuosa para con la humana envergadura? Quizá sí, mas para trazar esa tercera vía, entre el naturalismo radical que mutila y el nihilismo existencialista que descoyunta, habría que negar de antemano el dualismo que a los dos engendra, y atenerse a la sensatez común, en línea con la tradición aristotélica, antes que a las ensoñaciones utópicas (sección 3). En nuestra opinión, el concepto aristotélico de naturaleza humana nos habilita para juzgar las antropotecnias mejor que la normatividad extraída de las visiones futuristas propias del TH (sección 4).
Transhumanism (TH) is an intellectual trend that promotes the technological transformation of human beings. We will briefly expose the most conspicuous features of the TH, as well as the main criticisms that have been made to it (section 1). The aim of this article, however, is not to enter into this controversy, so we will provide only the essential keys to be able to move forward. And one of the most intriguing keys of the TH is that, beneath its techno-futurist patina, it refers to certain philosophical ideas as old as incompatible –in appearance– with each other. The TH refers to radical naturalism, as well as to existentialist nihilism. The thesis advocated here is that both, radical naturalism and existentialist nihilism, are products of the various waves of dualism. Once we separate, in the dualistic way, freedom on the one hand and nature on the other, we can count up to two, as the dualists do, or remain just in one, as existentialists do, who stand in freedom, and naturalists as well, who only count on nature. In any case, the image of the human being, which is freedom and nature (without “and”), is damaged. Then the aporetic and sickly animal appears, which has to be saved... from itself. How? Following the Procrustean method, but now with the bio and info prefixes instead of saw and hammer, until the poor human being fits into the utopian bed that some visionaries have dreamed (section 2). But there could be perhaps a way to improve human life without forcing the human scale. In order to draw this way between the radical naturalism, that mutilates, and the existentialist nihilism, that dislodges and stretches, we should deny in advance the dualism that generates both, and follow the common sense, in line with the Aristotelian tradition, rather than utopian daydreams (section 3). In our opinion, the Aristotelian concept of human nature enables us to judge anthropotechnics better than the normativity extracted from the futuristic visions of the TH (section 4).