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Abstract
La Encílica Rerum novarum dio en su momento un fuerte varapalo a la economía liberal dominante a finales del siglo pasado. Desde entonces, moralistas, filósofos y economistas andan divididos acerca de la moralidad del sistema económico llamado economía de mercado 1. Sería presuntuoso por mi parte intentar dar aquí una respuesta definitiva a esa cuestión. Mi objetivo es mucho más modesto: como economista, me propongo identificar los rasgos característicos de la economía de mercado, para contrastarlos con lo que el Magisterio de la Iglesia ha dicho sobre ellos a lo largo del siglo transcurrido desde la publicación de la Rerum novarum. Espero con ello identificar, primero, las razones de fondo que apoyan el rechazo o la aceptación de la economía de mercado; analizar, después, cómo afectan esas razones a los elementos esenciales del sistema económico, para precisar los requisitos que la Doctrina Social cristiana exige a la economía de mercado, a fin de que resulte un sistema moralmente aceptable, e identificar las causas últimas de la reticencia con que la Iglesia ha mirado tradicionalmente a nuestro sistema económico. Deseo con ello responder a la petición del Cardenal Lustiger de que los economistas salgamos de nuestras sacristías para escuchar el lenguaje de la Iglesia.