Abstract
Las experiencias de las guerras religiosas confesionales después de la Reforma, originaron la pregunta de cómo se podría arreglar políticamente la pérdida de la identidad y de la homogeneidad de las convicciones filosóficas. Estas consideraciones llevaron a través de distintas aspiraciones de pacificación a una separación metódica entre un concepto de paz puramente formal (tranquilitas ordinis civilis) y el problema de la verdad. Los elementos de este concepto de paz son la libertad y la tolerancia y -de allí- la libertad religiosa, la libertad de la manifestación pública de la opinión, la libertad de prensa, la libertad de coalición. Ello no significa necesariamente renunciar a la búsqueda de la verdad, pero sí excluir una forma del encuentro de la verdad, a saber: el autoritativo. La evolución del concepto de paz puramente formal es consecuencia de aquel proceso más amplio que solemos designar como secularización. Es ambivalente en el sentido de que, por un lado, en nuestra sociedad filosóficamente pluralista sólo parece posible esta paz .. menor-, si la libertad debe seguir garantizada; por otro lado sin embargo -en cuanto en decisiones políticas disponemos a pesar de todo de contenidos, p. ej. el problema del aborto, de la eutanasia etc.- un Estado ya no es capaz de garantizar la permanencia de conceptos de valor éticos adquiridos colectivamente, bajo el criterio de un tal concepto de paz puramente formal. Este hecho constituye para los cristianos un gran reto, pero también presenta grandes perspectivas.