Author(s)
Keywords
Abstract
La prioridad de las personas, la infranqueable brecha política entre las personas y las meras cosas, se corresponde con un tipo especial de tratamiento jurídico y político para las personas, a saber, su tratamiento como individuos irreemplazables. Aquel lenguaje normativo que confunde la categoría "persona" con clases fiingibles de seres puede, entonces, parecer que justifica que se destruyan y sustituyan seres humanos, como veremos al examinar la habitual pero impropia extensión de la palabra "valor" a las personas. La actitud y el acto llamados "respeto" dan lugar, mucho más adecuadamente que "valor", a la prioridad específicamente individual de las personas, permitiendo que nuestra humanidad común sea una razón de la importancia individual de cada persona.