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Abstract
From its origins, the Member States of the European Union (EU) have demonstrated the need for strategic energy measures. As it did with the 1952 Coal and Steel Treaty and the 1957 Euratom Treaty, designing a strong economic area, although it was based on the promotion of a decadent and unsustainable energy. Today, we are facing an EU, which climate policy is far from the original one, with a plausible objective: to give priority to energy efficiency while making its own path through the international community, designing key, competitive and sustainable measures, contributing significantly to the new international climate regime under the Paris Agreement. However the adoption of the European Green Deal, will change the EU energy approach once again.
Desde sus orígenes, los Estados miembros de la Unión Europea (UE) han demostrado la necesidad de adoptar medidas energéticas estratégicas. Así lo hicieron con el Tratado del Carbón y del Acero de 1952 y el Tratado Euratom de 1957, diseñando un espacio económico sólido, aunque basado en la promoción de una energía decadente e insostenible. Hoy por hoy, nos encontramos ante una UE, cuya política climática dista mucho de la originaria, con un objetivo plausible: dar prioridad a la eficiencia energética mientras se abre paso entre la comunidad internacional diseñando medidas claves, competitivas y sostenibles, contribuyendo significativamente al nuevo régimen climático internacional del Acuerdo de París, si bien con la adopción del Pacto Verde Europeo, la UE cambia el enfoque energético.