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Abstract
La reflexión de Unamuno sobre la figura de Cristo concierne tanto a las implicaciones estético-literarias, como a las perspectivas filosófico-teológicas. La obra de Unamuno presenta todos los rasgos de organicidad y sistematicidad, sin incurrir en contradicciones –en cuanto estamos frente a unas paradojas–; ella no sería plenamente comprensible si no se evidenciasen las bases filosóficas y las preocupaciones teológicas. De hecho, sólo a la luz de una filosofía de la religión, las búsquedas centradas sobre el único problema –el del ansia de inmortalidad del hombre concreto– llegan a una perspectiva coherente y unitaria, si bien eso no excluye una evolución intelectual y existencial. La inquietud dialéctica, intrínseca a la fe, caracteriza la actitud de fondo de Unamuno.