DA - Filosofía y Letras - Tesis doctorales
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- La dualidad tipológica básica desde la antropología trascendental de Leonardo Polo: cómo la sindéresis clásica resuelve un problema moderno(Servicio de Publicaciones, Universidad de Navarra, 2013) Ahedo-Ruiz, J. (Josu); Rodríguez-Sedano, A. (Alfredo)La investigación que a continuación se presenta es un intento de arrojar luz sobre la diferenciación entre el varón y la mujer. Poner las adecuadas bases en esta cuestión es algo esencial porque de ello depende que después se pueda acertar en ámbitos tan relevantes como la educación. ¿Son iguales el varón y la mujer? La respuesta a este inter-rogante no es unánime. Es cierto que una amplia mayoría sostiene que no son iguales, pero tampoco son pocos los que consideran que las posibles diferencias que se pueden establecer son de índole cultural y no natural. Si se pudiera concluir que el varón y la mujer no son iguales, quizá esto sea suficiente para justificar que haya que tratar de modo desigual lo que es desigual. Esta cuestión es de enorme actualidad porque la sociedad se juega mucho en ello. La principal razón que ha motivado esta investigación es tratar de mostrar que para el desarrollo personal -objetivo de la educación- es preciso responder correctamente a este interrogante. Actualmente el modelo educativo imperante es la coeducación que no establece una diferenciación de los dos sexos en el aula. Hasta ahora el sentir generalizado es que no se cree necesaria la separación en el ámbito escolar. Junto a ello se alzan nuevas voces –pocas y discretas- de educadores que afirman la conveniencia de diferenciar en el trato entre los dos sexos, alegando para ello varios motivos. La mayoría se fundamentan en estudios e investigaciones sobre el rendimiento escolar que muestran que las escuelas que sí diferencian en el trato, obtienen, por regla general, mejores resultados. Los que enarbolan la defensa de la educación diferenciada se apoyan, sobre todo, en argumentos de índole académica, pero falta una fundamentación antropológica de la cuestión. ¿Es realmente beneficiosa para la mujer y para el varón la diferenciación en el aula? ¿En qué términos? Con esta investigación se ha querido aportar esa fundamentación antropológica. El punto de partida es la afirmación de que no hay dos personas iguales porque cada persona es un quien diferente, irrepetible, único e irreductible. Cada persona merece un trato único en cuanto que persona diferente a las demás, sin que se le deje de tratar según su condición personal, puesto que en tal situación se la estaría discriminando. Por tanto, esta tesis abre otra posible investigación futura que justifique la necesidad de una educación personalizada. Entretanto, la afirmación de que no haya dos personas iguales hace imprescindible un análisis a fondo de la persona.Para el logro de este objetivo nos hemos basado en la propuesta antropológica de Leonardo Polo. Sin desmerecer las buenas y valiosas aportaciones de otros enfoques, nos ha parecido que lo que llama antropología trascendental es muy válido para el objeto que nos planteamos porque se fundamenta en la concepción dual de la persona humana, reseñando que la dualidad es la principal característica del ser humano.Metodológicamente, la columna vertebral de este trabajo es la dualidad. La tesis se ha abordado desde la perspectiva que ofrece la dualidad en la antropología trascendental, enfocando todas las cuestiones bajo ese prisma. Damos, por supuesto, la posibilidad de acceder a un conocimiento más profundo de la antropología de Leonardo Polo, que aquí se ha esbozado muy brevemente, ajustándose a la explicación de los trascendentales personales, porque es necesaria dicha profundización para conocer qué entiende el profesor de la Universidad de Navarra por persona. Se ha acudido a esta propuesta porque nos ha proporcionado el método necesario para acercarnos a la dualidad tipológica básica, lo que nos ha permitido llegar a las conclusiones que luego se señalarán. Con él ha de quedar claro que, según la antropología trascendental, el concepto de persona es independiente de la dualidad tipológica, puesto que tanto el varón como la mujer son una persona de modo irrepetible, pero el modo en que cada quien se personaliza se lleva a cabo a través del hábito de la sindéresis.