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El jueves 30 de octubre de 2008 llovía en Pamplona. Faltaban dos minutos para que sonase la campana que anunciaba el final de la segunda clase del día. El rector y los miembros de la comisión permanente (el equipo de gobierno de la universidad), trabajaban en las oficinas del rectorado, situadas en el segundo piso del ala este del edificio central situado en la zona sur del campus. Un estudiante de Económicas se disponía a recoger unos papeles en el central, pero alguien le entretuvo en la entrada de la biblioteca. A las 10:58 un terrible estruendo detuvo el tiempo y se tambalearon los cimientos. Un Peugeot blanco con 80 kilos de explosivos había estallado en el aparcamiento del ala este. En segundos, una densa columna oscura y una lengua de fuego más alta que el edificio ascendió por el cielo. El ruido, el temblor y el humo confirmaban un atentado. La noticia corrió como la pólvora: una bomba cerca de la biblioteca de la universidad sin previo aviso. Tras el impacto: cristales rotos, fuego, humo… En apenas siete minutos, el edificio central fue desalojado. La bomba afectó fundamentalmente a las oficinas de la planta baja del edificio que constituía el corazón del campus. En esa ala, se encuentran los servicios centrales: oficinas generales y tesorería, dirección de personas y una pequeña aula: el aula 18. En la parte alta del edificio, en el ala oeste, además de los despachos de rectorado, hay, otras aulas, salas de trabajo y despachos de la facultad de filosofía, de Alumni, de comunicación y a otros servicios comunes. A pocos metros, al otro lado del aparcamiento en el que había estallado la bomba, separado por una pequeña explanada, está la siempre concurrida biblioteca de humanidades, la sede de la emisora de radio de la universidad y la redacción de la revista universitaria Nuestro Tiempo. En ese momento, alrededor de 200 personas se encontraban en el edificio y unas 400 en lugares cercanos. En 2008, en el campus de Pamplona se habían matriculado 8.300 estudiantes y trabajaban 3.000 profesionales.
Note
Para ampliar conocimientos, acceder a un catálogo de buenas prácticas en gestión y comunicación de crisis, y consultar un método para elaborar el manual de crisis de una universidad, se sugiere consultar Castelló, Guzik & La Cierva (2024), Gestión de crisis en universidades: casos, buenas prácticas y manual de crisis, EUNSA. Adquirir libro en este link: https://www.eunsa.es/libro/gestion-de-crisis-en-universidades_151878/