El estudio de la arquitectura, y especialmente de la arquitectura contemporánea, es indisociable del análisis de sus imágenes fotográficas. De ser una herramienta de trabajo o un apoyo gráfico de la arquitectura, la fotografía ha pasado a ser el centro de atención de los arquitectos más prestigiosos, hasta el punto de que puede hablarse en nuestros días de arquitectura fotográfica, pensada desde y para su difusión a través de la imagen impresa o digital. Este texto se ocupa del momento histórico en el que se produce este cambio, que coincide con el triunfo del movimiento moderno, cuando tanto la fotografía como la arquitectura se erigen como lenguajes visuales pioneros en el horizonte general del arte de vanguardia, debido sobre todo al factor mecánico y de utilidad social inmediata que les emparienta y distingue de otras formas de expresión plástica. El concepto de “la resurrección del autor”, hace referencia a las contradicciones que genera el que la alianza entre fotógrafos y arquitectos de renombre se produzca en el momento en el que estaban más de moda las teorías marxistas sobre el artista como productor; las mismas teorías que con el tiempo, coincidiendo con la recuperación posmoderna de Walter Benjamin, han justificado en parte los presupuestos postestructuralistas y deconstructivistas sobre “la muerte del autor” . Esto es, la mayor elevación del autor que firma, tanto la pieza arquitectónica como la fotográfica, coincide con el periodo histórico en el que la naturaleza supuestamente tecnológica y reproductible de ambos lenguajes les situaría –según los críticos y teóricos del arte que han teorizado sobre la dimensión industrial y colectiva de la cultura visual moderna- en el ámbito más “progresista” del arte contemporáneo. Como suele ser frecuente, con el transcurrir de las modas metodológicas, el desarrollo autónomo del arte contradice a sus mismos profetas. El estudio comienza por los precedentes que anunciaban el cambio de la fotografía de arquitectura, mayoritariamente anónima, a la arquitectura fotográfica, hecha para ser fotografiada y divulgada fotográficamente. Un cambio que la fotográfica experimentó ya antes de su alianza fecunda con el movimiento moderno; y continúa estudiando las alianzas entre arquitectura y fotografía, cuando el fotógrafo adquiere tanto o más derecho de reproducción de las imágenes que el propio arquitecto, contraviniendo la muerte del autor que había sido anunciada por los seguidores modernos y posmodernos de Benjamin.