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Abstract
Cineastas de todas épocas y lugares han sentido una poderosa atracción por situar el cine en el centro de sus películas. Con gran diversidad formal y argumental, el cine dentro del cine o metacine nos asoma a los procesos de la creación cinematográfica y al desempeño profesional de directores, productores, intérpretes y guionistas. El espectador obtiene un acceso privilegiado a las bambalinas del cine, y sufre y disfruta con los conflictos que afloran detrás de la cámara. El rodaje es, en efecto, un escenario en el que se desatan las luchas de egos, las relaciones de poder asimétricas, los imprevistos y las limitaciones humanas. Además, como los magos que muestran sus trucos, estos films revelan las estrategias que permiten generar la ilusión cinematográfica. También nos asoman al envés del éxito y la fama, y en ocasiones juegan con los trasvases que se producen entre la realidad y la ficción, entre la vida y el cine. Alejándose del pesimismo, el metacine se presenta, a veces, como carta de amor al séptimo arte. Mediante citas y alusiones, estas películas rinden homenaje al legado fílmico recibido. Y nos recuerdan que pocas experiencias resultan tan estimulantes y poderosas como la del espectador que se abandona a la pantalla para participar de otros mundos y otras vidas.